Como animadores, muchas veces somos los responsables de guiar el desarrollo de un grupo, sea para un taller o un acción formativa. Por ello, debemos tener claras las pautas a seguir.
- Animarás la conversación, pero no serás centro ni protagonista. Respeta a las personas y consigue que participen.
- Trata de unir buscando los puntos comunes. Acepta las diferencias de opinión, pero concilia siempre a las personas.
- Crea un tono general de buen humor y de optimismo, para que todos estén a gusto y hablen con naturalidad.
- Consigue que te acepten por tu bondad y por tus buenas razones, pero nunca por tus imposiciones o autoritarismos.
- Evita dar lecciones desde un superior plano intelectual. Serás el más sencillo de todos y no herirás a nadie.
- Da igual trato a todos y valora en justicia los aciertos de cada uno pero sobre todo los de los más retraídos.
- Mantén el diálogo en un clima de libertad y espontaneidad, pero dentro del tema propio y según los objetivos de la reunión. Vela por la puntualidad.
- Si aparecen tensiones, procura suavizarlas y que no dejen huella. Y cuando alguien obstaculiza el diálogo, habla con él a solas si es preciso.
- Pon orden en las intervenciones, haciendo conversación común y procurando que se avance en las ideas hasta acabar el tema propuesto.
- Opina como los demás, pero no hables demasiado. Recuerda que el mejor disimula que es tal, y sin embargo el grupo marcha y está satisfecho.