De un año para olvidar a uno para recordar.
No somos de hacer las cosas de manera usual, así que nada mejor que en medio de una pandemia, con poco dinero y mucha incertidumbre que montar una empresa. Pero no somos de quedarnos parados y si de arriesgar, de jugársela y de currarselo…

Tomamos el café en los bancos del parque, hacemos reuniones de ruta en coche, mezclamos el cálculo de presupuestos con noticias de cine, elaboramos proyectos con canciones «inspiradoras» que se nos vienen a la cabeza. Saludamos con sonoros «hola» al entrar a los sitios y bromeamos con cualquiera.
Nuestra planificación estratégica va a 10 años vista, y la operativa se describe con frases como «gasolina hasta…», «colgando de la brocha» o «a tomar por culo» (esta última solo para las decisiones catárticas)
Uno llega primero, el otro marcha el último. Entre medias charramos mucho. Llamadas, correos electrónicos, mensajes de whatsapp… proyectos V1, V2, V3, Def., Def.1, Def, final… y por si acaso revisamos. Uno llega tarde y el otro se agobia con una suma sencilla, pero al final nos reímos y las cosas salen.
También somos conscientes de «hasta dónde llegamos» y que solos no, pero con amigos sí, y tiramos / pedimos ayuda y lo guay es, que nos la echan.
Nos flipa currar «de lo nuestro en algo nuestro» y que la peña trabaje(mos) feliz y lo mejor pagada que se pueda.
Claro que también nos mola descansar, y es que nos gusta pasarlo bien y la VIDA.
Sabemos a dónde queremos llegar y cómo, pero no cuando ni a cualquier precio. Ahora si, vaya como vaya, seguiremos pasando juntos la Nochebuena.
Y como la protagonista de Laberinto «Por increíbles peligros e innumerables fatigas, nos hemos abierto camino hasta el castillo más allá de la ciudad de los goblins…» Bueno no, solo hemos cumplido 1 año en El Taller Animación Sociocultural.
¡Seguimos bro!