Repasando para impartir el curso de monitor/a de tiempo libre con el que estoy actualmente, me encontré con un artículo de Rafael Mendia (en su web tenéis muchos más artículos, guías y contenidos interesantes) del que releí con ganas el apartado «El referente de lo cotidiano».
La educación en el tiempo libre juega un papel crucial como referente en la educación cotidiana, ya que complementa y enriquece el proceso educativo formal que ocurre en la escuela o en otros entornos (Aprendizaje experiencial, desarrollo de habilidades blandas o el fomento de la autonomía y la responsabilidad)
A continuación os dejo esa parte del artículo
El referente de lo cotidiano
Uno de los avances más significativos en la reflexión sobre la pedagogía del tiempo libre es la valoración que se hace de la vida cotidiana. La vida cotidiana como motivo de la vida del grupo, como contenido. El trabajo en la cotidianeidad como camino hacia la autonomía. Superadas las posibilidades de sorprender de las novedades que el educador prepara para el grupo de educandos, se llega inevitablemente a descubrir la vida de todos los días, como objetos de desarrollo personal y social. Lo cotidiano como marco o escenario de la educación en el tiempo libre.
Las primeras aportaciones educativas, haciendo relevante lo cotidiano como escenario de educación en el tiempo libre, las realizan Franch, J., y Martinell, A. (1985), al realizar reflexiones de gran interés en cuanto a la vida cotidiana como ámbito educativo.
Señalan dichos autores que «será bueno recordar que los procesos de estructuración del ego, desde el nacimiento hasta los seis años, son realizados fundamentalmente a través de una relación intensa con el núcleo familiar—un núcleo reducido y muy impregnado de significación afectiva—, y, sobre todo, utilizando casi únicamente aquello que ocurre cada día, lo cotidiano. ¿Es necesario decir que éstos son los procesos que tienen mayor trascendencia en el desarrollo posterior de los niños y niñas?».
«En el marco de la educación del ocio, si se plantea la utilización de la cotidianeidad con una finalidad educativa, se puede aspirar a hacer una contribución esencial a la estructuración de la personalidad de los niños o muchachos y a ayudarles a caminar en dirección a un progreso sustancial de su autonomía personal. »
Los autores citados indican que no inventan nada nuevo, ni descubren ninguna metodología que no haya sido insinuada ya antes; diversos autores de nuestro siglo, aunque quizá no lo hayan planteado abiertamente, insinúan las posibilidades de una utilización de la cotidianeidad como elemento básico e imprescindible en su experiencia. Reflexiones de este estilo pueden encontrarse sobre todo en escritos de la doctora Montesori, Makarenko, Freinet, Neill, etcétera.
Los principios básicos que permiten construir esta perspectiva son los siguientes:
- Los niños y niñas tienen unas necesidades.
- Los niños estructuran su personalidad en la medida que dan respuestas personales a las situaciones que viven.
- Los niños adquieren autonomía.
Soportándose en los dos aspectos anteriores y a medida que éstos se producen, los niños devienen más autónomos, subrayándose que es necesario que se dé la posibilidad de hallar la respuesta a la satisfacción de las propias necesidades y a la existencia de marcos de relación que permitan las estructuración de la personalidad para que este camino hacia la autonomía pueda producirse.
Cuando un niño o niña se siente seguro de sí mismo esta más predispuesto a ensanchar su experiencia más allá de los límites conocidos, a explorar lo desconocido, a aceptar el riesgo del cambio, a modificar sus percepción de la realidad y sus formas de actuar. En condiciones favorables, los niños se vuelven capaces de:
- Aprender de su propia experiencia, más que de las directrices o de las orientaciones que reciben de los adultos.
- Descubrir nuevos terrenos de experiencia, superando los que ya conocen porque se han encontrado inmersos en ellos sin que les hayan pedido su opinión.
- Construir formas de relación en la que están presentes de una forma mucho más personal: escribiendo las cosas y las relaciones con unos esquemas propios de interpretación y respondiendo a los demás y a las situaciones con una perspectiva cada día más diferenciada del conjunto.
Resumiendo, si los chicos y chicas pueden llegar a dominar el conjunto de los elementos que configuran su vida cotidiana y las reglas que la regulan, estarán en disposición de producir criterios de interpretación, de acción y de intervención en la construcción y modificación de las realidades que viven.
Esta elaboración de la propia autonomía, de los criterios de discernimiento, de pautas de actuación, de independencia frente a las situaciones más diversas, les hace capaces de plantar más sólidamente sus pies en la realidad, de extraer de ella mayor partido, de actuar de forma progresivamente más madura y si acaece, de impulsar el cambio.
Fuente: Extracto del artículo: PRINCIPIOS PEDAGOGICOS DEL TIEMPO LIBRE. CORRIENTES DE PENSAMIENTO. Rafael Mendía. INFANCIA Y SOCIEDAD. 1991. Nº 8. Marzo-Abril. Paginas 33-50.