La risa como medicina: La risa y espíritu

Hasta este momento hemos estado hablando, en nuestros capítulos anteriores, de los beneficios dentro de los físico (y, ¿por qué no?, también de lo emocional) que nos puede dar la risa. De esta forma, trabajamos sobre los mecanismos que hacen posible el humor y algunas formas de entender que es lo gracioso y que no lo es. También estuvimos viendo como el humor puede permitirnos relacionarnos con personas con ciertas enfermedades particularmente serias, como podemos afectar la forma en que ven el mundo y en que se ven a si mismo en relación con la enfermedad; si olvidarnos de que forma nosotros mismos podemos cambiar nuestra relación con una enfermedad que podamos padecer. Finalmente, en el articulo anterior lo que estuvimos tratando de analizar, al menos brevemente, es la forma en que la risa puede ayudarnos a superar problemas de estrés y cual es la relación directa que se puede encontrar entre las dos cosas.

Risa y espíritu

Pero en este articulo nos enfocaremos en otra parte de nuestra vida, que también es importante tener “sano” para poder disfrutar de una vida completa y desarrollada en todos sus aspectos. Nos referimos a lo espiritual.
Lamentablemente, muchas personas parecen tener la extraña y totalmente errada idea de que la risa y la diversión son cosas frívolas, las cuales, si les prestamos excesiva atención, nos alejan de nuestros objetivos más “serios” (mal entendido en este caso como importantes) y no aportan nada a nuestra vida. Casi me parece gracioso escuchar eso, si no fuese porque mucha gente realmente sigue esos preceptos y terminan negándose a si mismos la posibilidad de disfrutar de todas las ventajas que puede traer a nuestra vida la risa.
Curiosamente, mucha de esta gente también es aquella que se siente estresada todo el tiempo, cansada, de mal humor, que se queja de que su vida no es como la soñaban, de ­que no es feliz. Bueno, la verdad es que no es tan curioso, sino todo lo contrario. Hay una relación directa entre la falta de risa y diversión y el sentirse mal a nivel emocional y espiritual. Que esto luego también tenga efectos en lo físico es un detalle que esta revestido de gran importancia. No es, para nada, un detalle menor.
Entonces, ¿no les parece que es un tanto ridículo pensar que reírse demasiado puede tener efectos negativos? ¿Podría, alguna de estas personas, explicarme, por favor, exactamente como es que reírse les hace mal? ¿Qué es lo que los afecta negativamente? Reírse nunca puede ser malo. Es una demostración expresiva de que estamos felices, de que estamos pasando un buen momento, de que no hay factores negativos influenciándonos en ese momento. Si eso puede ser malo, entonces yo no se que puede ser bueno.

Lo peor de esto es que mucha de esta gente con tendencia a estar de mal humor y a no disfrutar absolutamente de nada busca imponer su mal humor, su falta de capacidad para reírse, sobre los demás.

Todos lo hemos visto alguna vez: gente que esta de mal humor y lo único que hace es quejarse de que los demás se divierten, de que se ríen demasiado, de que hablan fuerte. Padres que le dicen a sus hijos que ya es suficiente, que se callen, que se porten como si estuviesen deprimidos (ok, esta bien, es una pequeña exageración con fines expresivos, pero la idea general es esa). Es gente que descarga en esa situación otras frustraciones, que se exaspera más y más a cada momento de diversión que los otros pasan. Es realmente un fenómeno muy curioso, que probablemente se relacione directamente con la educación que muchas personas han recibido cuando eran chicas.

Educación

Y es que, si bien la idea de no poder reírse libremente es bastante ridícula, lo cierto es que a muchos nos ha pasado en la forma en que hemos sido educados que se veían mal las risitas y aun peor las carcajadas. En el colegio, sin ir más lejos, seguramente más de una vez recibimos algún reto por parte de nuestros maestros o de nuestros profesores (ya en el secundario) por “no prestar atención en clase” por tentarnos y estallar en medio del aula, gracias a algún compañero que dijo lo más ocurrente en el peor momento (para nosotros, más allá de la distracción del momento).

No es este el momento adecuado, pero sería interesante poder hacer una reflexión profunda sobre los motivos por los cuales, aparentemente, se le tiene tanto miedo a la risa durante los momentos estrictamente formativos de nuestra educación. ¿Por qué esta parece ser una enemiga natural de la educación formal? ¿Por qué se le tiene tanto miedo?
Probablemente haya alguna relación con la libertad que trae el reírse, con lo fuera de control de las autoridades (sean nuestros padres, maestros, o cualesquiera que sean en el lugar donde estemos) que esta, con como puede interferir (en opinión de estas autoridades, no nuestras) con la enseñanza totalmente esquematizada que se suele proponer.

Porque la verdad es que la risa es libertad. Es algo que nadie puede controlar, que no hay forma de que le pongan coto (de forma, digamos, “legal” o, si prefieren, “sensible”. Si alguien nos pega un tiro, es muy probable que no sintamos demasiadas ganas de reír). Esto probablemente apunta directamente en contra de cómo se supone que se debe aprender. No colabora con la idea de aprender datos uno atrás de otro, sino que general una habilidad de pensar las cosas y analizarlas que tal vez no sea la más adecuada para lo que tratan de conseguir nuestros educadores, especialmente en cuanto a lo que la obediencia y el “buen comportamiento” respecta.

O, tal vez, no sea necesariamente tan complicado, ni algo analizado. Tal vez sea simplemente culpa de la necesidad humana por atención, por decirlo de alguna forma. Tal vez, en vez de apuntar contra una libertad exagerada no deseada por quienes nos educan (que puede ser que no los afecte en lo más mínimo), la realidad es simplemente que el ver a una persona reírse hace que sintamos que no nos están prestando atención, y esa es una sensación que nadie desea. Entonces se busca reprimir la risa, pensando que de esta forma se logra la concentración total de las personas que están recibiendo el mensaje. Esto es un error, ya que la diversión también puede ser una gran herramienta para trasmitir y para que lo que estamos tratando de hacer llegar quede mucho más fijado en quienes son los receptores.

Como sea, es cierto que muchos de estos tabúes, lentamente, están cayendo, y que los maestros y profesores cada vez buscan mucho más la risa como una herramienta a favor de la educación, en vez de un demonio que hay que tratar de exorcizar. Esto hace que, indudablemente, las clases sean mucho más entretenidas, esto redunda en un mayor nivel de atención por parte de los alumnos. Justo lo contrario de lo que se piensa.

En fin, es un tema muy largo, del que se podría hacer un análisis mucho más profundo que el que nos permite este articulo. Sigamos, entonces, con el tema principal: risa e iluminación.

Meditación de la Rosa Mística

Todo el párrafo anterior tiene una relación con el tema que nos preocupa. Básicamente, sabemos que la risa suele estar reprimida durante nuestra etapa formativa, salvo en los momentos de juego propiamente dicho. Pero muchas veces no sabemos en realidad cuan reprimida esta. Y, créanme, es mucho más de lo que uno podría pensar. Puede llegar, inclusive, a una supresión prácticamente absoluta, no durante la niñez (es casi imposible hacer perder a un niño la capacidad de reír del todo. Aun aquellos que han pasado por las peores experiencias saben como reír) sino durante la edad adulta, donde todo lo que nos enseñaron entra en juego.

De lo que vamos a hablar a continuación es de una técnica que no solo nos acercara a la iluminación, sino que nos permitirá darnos cuenta realmente de cuanto hemos estado suprimiendo en nosotros mismos por no permitirnos la libertad de reírnos en cualquier momento en que lo deseemos. El nombre de esta técnica es la meditación de la rosa mística.

Para empezar podemos decir que esta técnica fue desarrollada por la persona que probablemente más de moda esta en estos momentos entre las personas interesadas en lo espiritual, al menos en lo que el mundillo de la moda y la farándula se refiere: Osho. Es un lugar común en estos días en modelos, actores y personajillos en general, decir que han leído a Osho (que lo hayan entendido realmente ya es otra cosa). Pero esto no quiere decir que no haya que prestar atención a sus enseñanzas, las cuales contienen muchas cosas realmente interesantes, como es el caso de esta técnica.

La característica principal de esta técnica es que esta desarrollada para personas que viven en sociedades avanzadas, en contacto directo continuo con alta tecnología, ya que esta demostrado que estas responden especialmente bien a técnicas de meditación expresivas.
Esta técnica tiene tres partes bien diferenciadas, tres etapas: risa, lagrimas y sentarse en silencio.

Risa
Hablaremos ahora de la primera de las etapas, la de la risa.

Hay que reconocer que, al principio, esta etapa puede sentirse un tanto extraña. Y es que no es natural para nadie (ni siquiera para la persona con el mejor humor y con mayor facilidad para la risa) el forzarse a reírse durante un largo periodo de tiempo, sin ningún motivo real ni inventado.

Es que la primer etapa (como su no exactamente muy imaginativo nombre lo indica) consiste simplemente en eso, en reírse. Mucho. Fuerte. Con ganas. Naturalmente. Durante un largo rato. Esto es más efectivo (por diversas razones) cuando se lo hace en un ambiente preparado para tal fin, con gente que forme un grupo con este fin.

La gente que ha intentado esta técnica puede decir que es cierto lo que decimos, que al principio se puede sentir muy extraño uno estando en un cuarto con un montón de desconocidos, riéndonos sin ningún motivo aparente, durante casi o un poco más de tres horas. No es una situación que se presente continuamente, ni para la que estemos preparados por otras cosas que hacemos en nuestra vida cotidiana. Por supuesto, no es algo tan malo como para morirse, pero aun así no es algo común y habitual.

Pero también pueden decirnos que una vez que pasan los primeros momentos, los primeros días de estar en el grupo, se vuelve algo natural. Es más, durante las primeras veces que intentamos esta técnica en grupo, la incomodidad solo dura los primeros minutos. Luego es reemplazada, a medida que dejamos de forzarnos para reírnos naturalmente, por una sensación de calma y de absoluta comodidad con respecto al exterior. Una vez que entramos en el espíritu de la técnica, lo que se hace difícil es dejarla.

A medida que nos reímos, la risa forzada del principio se convierte en nuestra risa natural. Y la presencia de otra gente solo ayuda a que no podamos detenernos. Es la retroalimentación que nos da el ver a todas esas personas en la misma situación en la que estamos nosotros, más el simple hecho, por todos comprobado, de que la risa es contagiosa.

Felicidad

Mucha gente tiene la idea de que la felicidad es algo que ya llegara, no algo de ahora, sino un rayo de sol que siempre esta en nuestro futuro, que nos espera, para cuando hagamos algo determinado, que si seguimos viviendo como vivimos en esto momento durante el tiempo suficiente, llegaremos algún día a alcanzarlo y entonces podremos realmente ser felices.

Pero esto no es así. O, mejor dicho, no tiene por que ser así. Si bien puede haber cosas en el futuro planeado que sepamos que nos van a hacer felices, lo cierto es que seria mucho mejor poder ser felices ahora también, no solo en el mañana. ¿O no tengo razón?
Las diferentes técnicas de risa y de meditación mediante la risa permiten acercarse a la felicidad ahora, que no sea necesario esperar.

Son técnicas que nos permiten liberarnos, relajarnos, dejar de lado los problemas y las complicaciones de nuestra vida cotidiana. Permiten que seamos menos “serios”, que nos olvidemos, al menos momentáneamente, de los trajes y las obligaciones, de las mascaras que nos marcan como personas “importantes” (con el sentido erróneo que en la sociedad suele conllevar la palabra “importante”). Nos permiten ser felices ahora, en definitivamente.

Son una oportunidad para volver al juego, como lo hacíamos de chicos. Por que los niños se ríen constantemente, juegan, no se preocupan, y lo cierto es que suelen ser mucho más felices de lo que somos nosotros. La angustia, si bien existe y tiene efectos importante sobre ellos, es una sombra que pasa, no que se deposita sobre ellos de forma permanente. El juego permite esto, permite el escape de los problemas, y la risa es el resultado y el generador del juego.

La verdad es que, más allá de que no lo veamos, la vida no tiene que ser una lucha constante por lograr objetivos futuros, muchos de los cuales ni siquiera nos harán realmente felices. Esto conlleva una perdida importante de la capacidad de disfrute, por estar siempre preocupados con lo que tenemos que lograr, sin ver que es lo que tenemos. Poder dejar esto de lado, al menos por un rato, nos permite descubrir que la felicidad no es un lugar imposible ni un anatema para nuestro estilo de vida. Esto es algo que se intenta trasmitir con estas técnicas de las que estamos hablando.

Normalmente cometemos el error de esperar que la felicidad nos llegue desde afuera, que sean los estímulos externos, los sucesos que, aunque se relacionan con nosotros, nos son extraños, sean los que determinen que hemos llegado a la felicidad. Son las posesiones materiales, los sucesos sociales, lo que pasa a nuestro alrededor. Pero, ¿son estos los únicos lugares en que podemos encontrar la felicidad?

O, mejor aun, ¿es cierta la idea, bastante aceptada en nuestras sociedades modernas, de que la felicidad solo se consigue cuando se conjugan una serie de factores, los cuales, probablemente, es casi imposible encontrar en su totalidad en la vida de un solo ser humano? ¿Tenemos que suponer que no podremos nunca ser felices por el simple motivo de que nadie puede llegar a obtener todas esas cosas necesarias para ser felices? ¿Cómo lo ha logrado la gente que dice que es feliz? ¿O nos están mintiendo?

Bien, para empezar, para que nos sintamos más tranquilos, no desesperemos y, ¿porque no?, demos un primer paso hacia ser felices, digamos que la felicidad existe. Y no solo existe, sino que no es tan difícil de alcanzar como pareciese indicar todo lo que hemos dicho antes.

La felicidad esta dentro nuestro. Si logramos comprender esta idea, si entendemos que no es necesario algo para ser felices, sino que uno puede ser feliz por el simple hecho de ser feliz, que no es una suma de factores, sino que es, realmente, un estado del espíritu, entonces podremos tener chances de realmente llegar a la felicidad que nos puede dar aquello que se encuentra dentro nuestro, profundamente escondido en nuestro alma.

Lágrimas

La felicidad puede existir sin ninguna razón determinante de su existencia. Y la mejor forma de conseguirla, y de ser capaces de disfrutarla a pleno es la practica. Cuanto más nos reímos, más practicamos la sonrisa y más disfrutamos de las cosas por el simple hecho de disfrutarlas, con el corazón y no con la cabeza, más nos daremos cuenta de que, en realidad, ya tenemos esa felicidad que estamos buscando y que podemos encontrar en cada uno de estos momentos, en las pequeñas alegrías y satisfacciones de todos los días.

Pero también es cierto que hay veces en las que no podemos reír, que esto simplemente esta más allá de nuestra capacidad. O en que el llorar también puede tener importantes efectos en nuestro espíritu, tan beneficiosos como los de la risa, o, en determinadas circunstancias, aún más.

Por eso es que la segunda etapa de la técnica de meditación de la rosa mística se llama, justamente, lagrimas. En esta etapa lo que hacemos es expresar toda la tristeza y las emociones negativas, dejándolas fluir a través del llanto, limpiándonos de ellas y utilizándolas en nuestro beneficios, para lograr sentirnos más felices cuando terminemos.
De esta forma, la técnica de meditación de la rosa mística nos permite soltar y curar viejas heridas, penas que no hemos podido enfrentar totalmente y descubrir la paz dentro nuestro.

Básicamente, lo que tenemos que entender con respecto a esto es que las lagrimas no son malas en si mismas, que no debemos prohibirnos el llorar por que suponemos que lo único beneficioso para nosotros es la risa y que las lagrimas tendrían un aspecto negativo. No es una cuenta matemática, en la que la risa es el signo de sumar y las lagrimas el de restar. No es que uno es positivo y el otro negativo. Intentar ejercicios de risa es algo más que recomendable y seria excelente si podemos llevarlos a cabo. Nos va a hacer sentir mucho mejor, más en paz con nosotros mismos y con el universo. Pero también hay que tener en cuenta que en determinados momentos necesitamos expresar nuestra tristeza y, para decir una obviedad, reírnos a carcajadas no suele ser el mejor método para hacer esto.

Tratemos con las técnicas de la risa, pero con calma y teniendo en cuenta que la existencia de la tristeza puede ser necesaria, y que si somos capaces de darle a cada una su momento particular, su camino de expresión, lo que vamos a lograr es que todo nuestros ser este mucho más en armonía consigo mismo, que el balance interno sea, justamente y valiendo la redundancia, mucho más balanceado. Somos seres que tenemos dentro nuestro emociones tanto alegres como tristes. No darle espacio a una de estas emociones que esta tratando de encontrar la forma de ser expresada solo puede hacernos daño.

Beneficios

Hagamos un breve y muy rápido repaso de los beneficios que seremos capaces de obtener si seguimos la técnica de la meditación de la risa que vamos a ver en más detalle a continuación.
  • La risa estimula la curación física.
  • La risa refuerza nuestra creatividad.
  • La risa rejuvenece y regenera.
  • La risa es sexy.
  • La risa es buena para las relaciones.
  • La risa abre el corazón.
  • La risa nos permite dar un vistazo de la libertad desde la mente.
  • La técnica de meditación de la risa nos permitirá obtener todos esos beneficios espirituales y físicos, además de acercarnos mucho a lograr la felicidad.

La técnica de meditación

Bien, ahora si vamos a echar un vistazo con más pormenores a como se debe realizar la técnica de meditación de la risa propiamente dicha. Como van a ver, no es demasiado complicada ni necesita de demasiada preparación.
  • Ni bien nos levantamos, debemos estirar todo el cuerpo, cada músculo, cada celula, como hacen los gatos.
  • Luego de algunos momentos de estar estirándonos, cuando ya el cuerpo se ha sacado de encima ese particular agarrotamiento que suele tener a la mañana (y, además, cuando ya no se desespera por volver a acostarse), empezamos a reírnos. Tan simple como eso. Empezamos a reírnos.
  • Puede ser que al principio necesitemos forzarnos un poco. Para eso, podemos empezar con alguna risa impostada, falsa, como la de Papa Noel o algo así. Eventualmente, empezaremos a reírnos de verdad, de forma natural, con una risa que saldrá desde nuestro interior. Esta puede estar generada, en parte al menos, por la gracia (y el sentimiento de ridículo) que nos va a causar el estar haciendo una risa totalmente extraña y falsa, tan solo para forzarnos a reír.
  • Seguimos riéndonos durante unos cinco minutos, de la misma forma, sin ninguna razón verdadera, simplemente riéndonos por el bienestar de reírnos.
  • Esta técnica la deberíamos repetir a la noche, justo antes de irnos a acostar o cuando ya estamos a punto de dormir (sin la parte del estiramiento, por supuesto).
  • Se puede, además, trabajar con esta técnica en cualquier momento y lugar. Probemos, por ejemplo, en el auto, en los semáforos o si estamos atrapados en el trafico. Veremos como unos pocos segundos ya hacen que nos sintamos muchísimo mejor.
  • La ducha es otro excelente lugar para reírnos con muchísimas ganas.
  • En cuanto probemos una vez esta técnica nos daremos cuenta de que bien que nos hace, sentiremos los cambios en nuestra energía y en el estado de animo que tenemos.
  • Otra buena idea que puede ayudarnos a empezar es ayudar algún tipo de grabación de risas como fondo, para impulsarnos a sacar la risa interna.
  • Luego de un tiempo ya no necesitaremos forzarnos en lo más mínimo, ya que el cuerpo y la mente se adaptan a la situación y empiezan a esperar esa dosis diaria de risa y toman el control, haciendo que no necesitemos de ningún motivo para entrar en la técnica de meditación.
La risa es una de las formas más simples para liberar la mente, para sacarle de encima esos problemas y esas circunstancias que la pegan excesivamente al plano de lo físico y no le permiten tener un vuelo propio. La capacidad de reírnos nos permite ser más creativos, más carismáticos, más saludables, más ocurrentes. En fin, nos permite estar más vivos y, especialmente, ser capaces de disfrutar más de la vida.

Como camino, nos permite relajarnos y disfrutar. Como ejercicio, nos permite superarnos cada vez un poco más. Se puede hasta reír hasta llegar a la iluminación. Y eso no es poca cosa. 
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