El «taller» como recurso educativo

«Tengo que preparar un taller» «Hoy hay taller de…» «Aprendí a…. en un taller que hice en…»

 

Puede que «el taller» se uno de los recursos más manidos junto con las «dinámicas» que tenemos en el ámbito sociocultural. Es verdad que la palabra se utiliza mucho, pero no sé si siempre sabemos el trasfondo que tiene un «taller».

No es un clase, esa diferencia ya la comenté hace años. Así que me he puesto a releer libros, y os traigo una aproximación a este recurso educativo.

 

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Taller de dinamización grupal realizado dentro de una formación de Tiempo Libre. 2018

 

Taller, en el lenguaje corriente, es el lugar donde se hace, se construye o se repara algo. Así, se habla de taller de mecánica, taller de carpintería (aunque la de mi abuelo era llamada «la chabola»), taller de reparación de electrodomésticos, etc.

Desde hace algunos años la práctica ha perfeccionado el concepto de taller extendiéndolo a la educación, y la idea de ser «un lugar donde varias personas trabajan cooperativamente para hacer o reparar algo, lugar donde se aprende haciendo junto con otros» esto dio motivo a la realización de experiencias innovadoras en la búsqueda de métodos activos en la enseñanza.

Mediante el taller, quien lo imparta y el grupo desafían en conjunto problemas específicos buscando también que el aprender a ser, el aprender a aprender y el aprender a hacer se den de manera integrada, como corresponde a una autentica educación o formación integral.

Saber – Saber Hacer: no es otra cosa que Acción fundamentada en el por qué, en la comprensión del mecanismo estructural productivo del objeto de conocimiento.

A través del taller el grupo, en un proceso gradual o por aproximaciones, van alcanzando la realidad y descubriendo los problemas que en ella se encuentran a través de la acción – reflexión inmediata o acción diferida.

El taller es una realidad compleja que si bien privilegia el aspecto del trabajo en terreno, complementando así los cursos teóricos, debe integrar en un solo esfuerzo tres instancias básicas:

  • Un servicio de terreno. Implica una respuesta profesional a las necesidades y demandas que surgen de la realidad en la cual se va a trabajar.
  • Un proceso pedagógico. Se centra en el desarrollo de la persona y se da como resultado de la vivencia que este tiene de su acción en terreno, formando parte de un equipo de trabajo, y de la implementación teórica de esta acción.
  • Una instancia teórico – práctica. Es la dimensión del taller que intenta superar la antigua separación entre la teoría y la práctica al interaccionar el conocimiento y la acción y así aproximarse al campo de la tecnología y de la acción fundamentada. Estas instancias requieren de la reflexión, del análisis de la acción, de la teoría y de la sistematización.

 

El taller es una modalidad pedagógica de «aprender haciendo» en este sentido el taller se apoya en principio de aprendizaje formulado por Frooebel en 1826: «Aprender una cosa viéndola y haciéndola es algo mucho más formador, cultivador, vigorizante que aprenderla simplemente por comunicación verbal de las ideas».

El taller se organiza con un enfoque interdisciplinario y globalizador, donde quien lo imparte ya no enseña en el sentido tradicional; sino que es un asistente técnico que ayuda a aprender (que bonito esto último…).

El grupo aprende haciendo y sus respuestas o soluciones podrían ser en algunos casos, más válidas que las de la persona docente.

 

Para acabar, os dejo con los…

Objetivos generales de los talleres

  1. Promover y facilitar una educación integral e integrar simultáneamente en el proceso de aprendizaje el Aprender a aprender, el Hacer y el Ser.
  2. Realizar una tarea educativa y pedagógica integrada y concertada entre docentes, alumnos, instituciones y comunidad.
  3. Superar en la acción la dicotomía entre la formación teórica y la experiencia práctica.
  4. Superar el concepto de educación tradicional en el cual la persona ha sido un receptor pasivo, bancario, del conocimiento.
  5. Facilitar que las personas participantes en los talleres sean creadoras de su propio proceso de aprendizaje.
  6. Producir un proceso de transferencia de tecnología social.
  7. Hacer un acercamiento de contraste, validación y cooperación entre el saber científico y el saber popular.
  8. Aproximar comunidad – estudiante y comunidad – profesional.
  9. Desmitificar la ciencia y el científico, buscando la democratización de ambos.
  10. Desmitificar y desalienar la concienciación.
  11. Posibilitar la integración interdisciplinaria.
  12. Crear y orientar situaciones que impliquen ofrecer al alumno y a otros participantes la posibilidad de desarrollar actitudes reflexivas, objetivas, críticas y autocríticas.
  13. Promover la creación de espacios reales de comunicación, participación y autogestión en las entidades educativas y en la comunidad.

 

Bibliografía relacionada: Ander Egg. (1999). El taller: una alternativa de renovación pedagógica. Buenos Aires: Editorial Magisterio del Río de la Plata

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6 comentarios en “El «taller» como recurso educativo

  1. Pingback: El “taller” como recurso educativo — El caso Pablo | Desde mi Salón

    • Del todo de acuerdo. Si que es verdad que en los talleres que suelo impartir pongo más énfasis en el proceso que en el resultado por lo que aunque evalúo es de manera más cualitativa y no uso rúbrica ;O)

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