SuperEGOes y SuperEGOinas en «lo social»

¿Debemos hacer nuestras las luchas y los retos de las personas más desfavorecidas y de los grupos oprimidos?
Para nada, NO. Antes de que os echéis encima, dejadme que me explique. Debemos apoyar, acompañar y alentar, pero nunca hacerlas nuestras (salvo que realmente sean nuestras). Aunque participemos de ellas y empaticemos, algunas de ellas no las padecemos, por lo que «luchamos» por ellas desde una posición de privilegio.

En ocasiones pecamos de superEGOes y superEGOinas, partiéndonos la cara por «x» causa, pero muchas veces conocemos esas realidades como espectadores, profesionales, no las hemos sufrido. Por supuesto que hay que combatirlas, reivindicarlas, pelear por ellas, pero dando el protagonismo a quien debe tenerlo. Aquí mi deje de animador, hacer de catalizador, de medio, no de protagonista.

Extracto de la entrada «Necesitamos toda nuestra fuerza»

Hace un año escribía esa entrada para el Carnaval de blogs organizado por el Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Cataluña con motivo del día de la Educación Social.

Hoy me ha apetecido recuperarla para darle más vueltas al tema de los SuperEGOes y SuperEGOinas en «lo social».

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Imagen de Leandro De Carvalho en Pixabay

 

Es indiscutible que para dedicarte a este ámbito, entre otros aspectos, tiene que gustarte trabajar con personas, creer que se pueden cambiar las cosas (asumiendo que nunca cambiarán tanto como quisiéramos) y sin duda debemos tener vocación de servicio. Este último aspecto es el más complejo de tratar. Una rápida búsqueda en google, te ofrece varias definiciones:

«La vocación de servicio es la predisposición de una persona para satisfacer las necesidades de otra»

«La persona que tiene una vocación de servicio se siente satisfecha cuando su actividad genera algún beneficio en otras personas»

«Vocación de servicio es servir a los demás a través de la empatía, ponerse en el lugar del otro a través del optimismo y con conocimientos científicos específicos»

 

Queda claro (al menos para mi) que es trabajar por las personas, por quienes nos rodean, por quienes comparten nuestra comunidad, por la sociedad. Y ¿cómo?, pues aplicando los siguientes tres puntos:

  • Dar trato cercano a las personas. Entender las necesidades que tienen y acompañarlas.
  • Tener una actitud solidaria y con espíritu de colaboración.
  • Asumir dedicación y compromiso con el trabajo que desarrollamos..

 

Hasta aquí todo genial ¿no? parecemos un ámbito muy majo, socialmente responsable y de buen rollo… bueno, en su mayoría. Que nos dediquemos a «lo social» no garantiza el certificado de «buena persona» o reencarnación de algún bienhechor o bienhechora venerado. Como en todos los ámbitos, como en botica y como con las personas… hay de todo. Pero no quiero tratar de esto (quizá me lo anote para una futura entrada)

El objetivo de la entrada es reflexionar cuando se va de madre esa vocación de servicio y nos convertimos en SuperEGOes y SuperEGOinas. Cuando el Ego entra, nos imbuye «poderes» divinos y nos colgamos una capa, que no debiéramos llevar.

Para facilitar mi punto de vista sobre el «SuperEGO» que puede apoderarse de cualquier profesional, lo voy a ilustrar con unos ejemplos de «superpoderes» que podemos llegar a desarrollar:

 

«Todo por la causa»

Trabajando en lo social y buscando la transformación social y el bienestar de las personas en ocasiones se nos olvida poner límites («lo que hago es tan importante») y nos olvidamos del autocuidado. Esto quiere decir que asumimos condiciones laborales pésimas (por la causa), hacemos horas de más (por la causa) o asumimos funciones de más (por la causa)

Esto puede acabar con un «quemazo» importante de la persona. Os dejo enlace a un proyecto de 2017 que realizó un diagnóstico sobre los riesgos psicosociales en las organizaciones del Tercer Sector de Acción Social de Euskadi.

De primero de autocuidado, si tú no estas bien, no vas a poder hacer que otras personas lo estén. Y de primero de persona trabajadora: somos profesionales, aún con vocación de servicio, tenemos derechos y debemos dignificar nuestro trabajo.

 

«Superioridad moral»

«¿Qué vas a saber tú?, yo (ego) que trabajo con…» «No sabes lo que es…» «La de cosas que tengo que ver / hacer / decir…» 

La superioridad moral es un término que hace referencia a la creencia o actitud de que la posición y las acciones de uno están justificadas por tener valores morales más altos o por encima de las demás personas. Y claro si trabajamos en «lo social», joder con esa pedazo de escala de valores, qué me vas a contar… A ver, que nuestro trabajo es importante, pero como el de cualquiera, solo que en un ámbito diferente. Todo empleo tiene sus cosas importante, y es que somos parte de un todo (comunidad) así que no se nos suba a la cabeza, que la conductora del autobús, el operario de la línea de producción, el ingeniero informático o la médico también tienen lo suyo.

 

«Ya cojo yo la bandera y me pongo la capa»

En este aspecto, es lo que indicaba en la entrada de hace un año. En ocasiones trabajamos por causas que no son las nuestras, o que de serlo, las batallamos desde una posición de privilegio. Creo que debemos tener mucho cuidado en esto, no podemos dejar de ser personas aliadas de las causas, pero no ocupar un protagonismo o hacernos abanderados de situaciones que no vivimos.

 

«La soledad del EGOe»

«Nadie nos entiende…» «Si no lo hago yo…» «Es que no ven que…» Esta podría parecerse a la de «superioridad moral» pero no. Con esta «soledad» me refiero a la queja instaurada y a pensar que somos el o la mejor profesional y el resto no tiene ni p*t* idea. A ver, un poco de humildad, que trabajamos en equipo y en red y todo el mundo aporta. Que habrá ñus que aportan poco y hasta bloquean la acción, pero vamos, aunque seamos necesarios, no somos imprescindibles.

 

Seguro que algún «superpoder» más puede llegar a darse, pero con estos cuatro ejemplos, creo que llega para hacernos una idea de lo que es un SuperEgoe o SuperEGOina. Y espero, que también nos sirva de reflexión.

La idea de hacer esta entrada, vaya por delante, no es criticar a las otras personas, si no evaluarnos un poco, no vaya a ser que hayamos cogido unos cuantos superpoderes y hayamos echado a volar

Yo mismo he pasado por varias etapas de SuperEGOe, pero creo que los años, la autocrítica, el autocuidado y la reflexión me hacen «aterrizar«

Mi reflexión final es que debemos entender que los y las «super» combinan mejor con la heroicidad que con el ego, y es mejor leerlos en comics o verlos en películas, que creerte uno ;O)

 

 

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