Con esta frase es con lo poco que me he quedado del ciclo formativo que me acredita como Animador Sociocultural.
Y sin ánimo de asustar o de escandalizar, estoy totalmente de acuerdo con ella. Ahora para entenderlo os explico el contexto…
Un animador o una animadora, son meros facilitadores, instrumentos para lograr cambios, pueden implicarse, dar formas y desarrollar proyectos, verlos crecer, pero lo ideal, es que en algún momento ese animador/a desaparezca, bien porque el cambio u objetivo se ha logrado, o porque ya ha aportado todo lo que podía, dando paso a que el colectivo al que se dirigía se gestione por su cuenta, o dejando el hueco para un nuevo profesional que aporte nuevas ideas al trabajo desarrollado…. ¿hasta que punto se cumple esto? ¿Hay personas que prefieren mantener su empleo, que hacer lo mejor para el mismo? Ahí lo dejo…
En mi caso (bueno en mi vida, a parte del blog jeje) siempre he dicho que no me gustaría tener el mismo trabajo para toda mi vida profesional, me apasionan los cambios, enfrentarme a nuevos retos laborales, involucrarme en nuevos proyectos, creo que es la gracia de nuestra profesión, poder hacer un montón de cosas similares en diferentes ámbitos… vamos para mí sería terrible ser funcionario (aunque respeto a quien haya decidido desarrollar su carrera por esa vía) en un mismo puesto de por vida.
¿Y por qué esta reflexión? Bueno porque siempre entre contratos, me entra el cague de «y si no encuentro nada…» «inestabilidad» «incertidumbre»… pero luego siempre acabo encontrando algo nuevo que hacer (remunerado o no) que me reafirmar mi idea de que no voy a encontrar un trabajo estable, pero si un montón de nuevas experiencias y cosas qué hacer…
Así que después de compartirla aquí, voy a ver si encuentro algo que hacer 😛