La figura de la persona Educadora Social como promotora del bienestar

El Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales (CGCEES) puso en marcha a finales de diciembre de 2016  la Campaña #PorunaleydeEducaciónSocial

#PORUNALEYDEEDUCACIOSOCIAL (1)

Me han pedido colaboración escribiendo una entrada en mi blog, donde ponga de manifiesto los argumentos que, desde mi punto de vista, son necesarios para que se apruebe una ley estatal que regule la profesión de los/as educadores/as sociales.

Como soy de colaborar (y eterno estudiante de la ES, espero acabar la carrera antes de los 40), y veo fantástico que se reconozca cualquier figura que mejore la vida las personas, os dejo con mi entrada dedicada a este tema.


La mayor parte de la ciudadanía tenemos claro que «la educación es muy importante»(o al menos se dice…)

¿Pero qué consideremos educación?

  • Proyectos curriculares
  • Competencia lingüistica  o matemática
  • Obtener una formación acceder al mercado laboral

Si, puede ser, todas esas cosas forman parte la educación, y tienen tienen una figura profesional reconocida que está vinculada a ellas (maestro / docente), quienes con una u otra metodología dan conocimiento a las personas. Pero… ¿Solo eso es educación? ¿Dónde quedan las actitudes, habilidades y los valores? Está bien educar alumnado para una determinadas materias, pero ¿quién educa a las personas de manera integral más allá de una material concreta? Pues la persona educadora social.

Como yo comulgo con qué la felicidad y el bienestar son un medio y fin en si mismos para trabajar con las personas, os voy a presentar un programa y un decálogo que lo promueven.

Después de leerlos, quiero que penséis qué figura profesional puede trabajar esos aspectos.

Programa para enseñar felicidad

El psicólogo norteamericano Michael W. Fordyce (1977, 1983) realizó los primeros estudios sobre una intervención dirigida al incremento del bienestar. Concluyó que se requería de una actividad intencional sostenida para alcanzar aumentos en la felicidad, y que se necesitaba práctica más que información para lograrlo. Sin embargo, sus estudios pasaron desapercibidos a pesar de poner de manifiesto que el bienestar es “educable” (Fordyce, 1997).

El primer programa para enseñar felicidad se lo debemos a él. Partiendo de investigaciones y lecturas sobre la documentación científica identificó 14 rasgos asociados a la felicidad.

Su propuesta se basa en un principio muy sencillo: si uno puede ser como es la gente feliz, podrá también ser feliz. Analizando a las personas que subjetivamente se consideran felices, los 14 rasgos que compendia su programa de la felicidad son:

  1. Ser más activo y mantenerse ocupado.
  2. Dedicar más tiempo a la vida social.
  3. Ser productivo en un trabajo significativo.
  4. Organizarse mejor y planificar las cosas.
  5. Evitarlas preocupaciones.
  6. Reducir expectativas y aspiraciones(o adecuarlas correctamente).
  7. Desarrollar un pensamiento positivo y optimista.
  8. Centrarse en el presente.
  9. Trabajar en busca de una personalidad sana (procurarse la salud mental).
  10. Desarrollar una personalidad sociable y atractiva.
  11. Ser uno mismo
  12. Eliminar los sentimientos y problemas negativos.
  13. Las relaciones íntimas son la primera fuente de felicidad.
  14. Valorar la felicidad. Considerar que es algo importante y luchar por conseguirla

 

Decálogo para una vida plena

Otra propuesta es la de Sonja Lyubomirsky, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de California en Riverside. Se graduó summa cum laude por la Universidad de Harvard y se doctoró en Psicología social y de la personalidad por la Universidad de Stanford.

Es autora de La ciencia de la felicidad y Los mitos de la felicidad, dos libros prácticos basados en evidencias científicas que pueden ayudar a las personas a aumentar su nivel de felicidad.

Ella publicó un decálogo para una vida plena:

  1. Manifiesta gratitud. Para ser feliz es necesario valorar lo que se tiene y agradecer lo que se tiene permite gozar las experiencias positivas y evitar las quejas. Un pequeño ejercicio para introducir el hábito del agradecimiento consiste en introducir la siguiente rutina: antes de dormir revisar tres cosas buenas que nos han sucedido durante el día.
  2. Cultiva el optimismo. Lyubomirsky propone una actividad llamada “el diario del mejor yo posible”, que consiste en visualizar y escribir sobre cómo nos gustaría ser en un futuro (no referido a aspectos materiales sino comportamientos o actitudes que nos gustaría desarrollar).
  3. Evitar las comparaciones sociales. El compararnos con el resto es un poso seguro de infelicidad. El reto consiste en convertirnos en la mejor expresión de nosotros mismos, más allá de lo que hagan otros. Para eliminar las comparaciones podemos acudir a ideas positivas sobre nosotros mismos, recuerdos o visualizaciones, en cuanto nos asalte la comparación.
  4. Sé amable. Los estudios de Seligman señalan que ser generosos y atentos con los demás permite registrar un incremento de la felicidad considerable.
  5. Cuidar las relaciones sociales. Dedicar tiempo a comunicarse, manifestar apoyo y lealtad son algunas de las actividades que han demostrado eficacia para incrementar los niveles de felicidad.
  6. Desarrollar estrategias de afrontamiento. Afrontar es tener en cuenta que siempre habrá dolor o estrés ya que siempre habrá acontecimientos negativos. Negar esta realidad solo produce conflictos y por eso, es recomendable buscar canales para expresar nuestro dolor y, de esta manera afrontarlo de forma positiva (Las técnicas de afrontamiento son diversas y particulares a cada individuo: desde una buena conversación a cualquier expresión artística, como la escritura o la pintura).
  7. Aprende a perdonar. Las personas que perdonan manifiestan una disminución de sus emociones negativas y un aumento de su autoestima y su esperanza. Lyubomirsky presenta varios ejercicios para aprender a perdonar, como por ejemplo escribir una carta de disculpas o visualizar la situación de perdón.
  8. Disfrutar. Se define el disfrute como los pensamientos o comportamientos que son capaces de generar, intensificar y prolongar el placer. Actividades como celebrar un éxito por pequeño que sea, rememorar experiencias exitosas junto a familiares o amigos,…
  9. El compromiso con uno mismo y la adecuada identificación de los objetivos personales se relaciona directamente con el grado de satisfacción personal y autoestima.
  10. Cuida de tu cuerpo. La meditación, la actividad física, la higiene y una buena son hábitos que nos ayudan a sentirnos mejor.

 

¿Ya habéis pensado quien podría educar en esos aspectos expuestos? ¿Una matemática, un lingüista, alguien licenciado en historia del arte?

La educación social  conlleva un aprendizaje y desarrollo integral, atendiendo a la persona de manera integral.

Reconocer la educación social debe de ser algo normal, que se haga desde lo cotidiano y que esté presente en todas las actividades de cualquier proyecto educativo.

No hay que trabajar a una persona un sólo un día, sino que hay que trabajarlas a lo largo de la vida, en el día a día; de este modo conseguiremos personas críticas,  responsables y sobre todo para ser capaces de conseguir un mundo más justo y más solidario.

Reconozcamos una figura más que ayude a crear un mundo mejor.

#PorunaleydeEducaciónSocial

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