Cuando imparto formación sobre elaboración de proyectos, hay un punto que cuesta bastante: redactar los objetivos.
Los objetivos expresan los resultados esperados o los propósitos que se desean alcanzar con el proyecto.
Algunas indicaciones para la correcta formulación de los objetivos:
- El objetivo debe formularse centrado en la persona o colectivo destinatario y no en quien lo ejecuta..
- El objetivo debe formularse en términos de resultado y no en términos de actividad.
- El objetivo debe constar de un verbo más un contenido. Y el verbo en ¡¡infinitivo!!
- El objetivo debe tener un significado claro por sí mismo, y no precisar de ninguna explicación.
- El objetivo debe ser unitario, no se deben englobar en una misma formulación más de un objetivo.
- El objetivo debe ser lo más operativo posible: es decir, medible y observable.
Imagen de Gustavo Ferreira Gustavo en Pixabay
Con el punto 2 surge otra dificultad… ¿Qué verbo ponemos? No se trata de decir verbos al tun tun. Tiene que ver con el resultado que queremos conseguir. A veces para facilitar esto me han comentado «en no se qué curso, para hacer un proyecto / unidad didáctica, nos dieron una lista de verbos» Bien, esa lista de verbos, no suele ser una lista sin más, suele ser la Taxonomía de Bloom.
La taxonomía de Bloom fue diseñada por Benjamin Bloom en 1956. El objetivo de esta teoría es que después de realizar un proceso de aprendizaje, la persona adquiera nuevas habilidades y conocimientos. En esta jerarquía de los objetivos educativos que se pretenden alcanzar con el alumnado; este, no puede alcanzar los objetivos superiores sin antes haber alcanzado los objetivos inferiores clasificados en la jerarquía.
Los niveles de la taxonomía de Bloom son: conocer, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear.
Aquí os dejo una muestra de la taxonomía, que quizá os venga bien para vuestro próximo proyecto ;O)
Conocimiento |
Comprensión |
Aplicación |
Organizar |
Clasificar |
Aplicar |
Análisis |
Síntesis |
Evaluación |
Analizar |
Organizar |
Valorar |