Hace algo más de cuatro años escribía la entrada «Oferta económica más ventajosa». En ella me quejaba (y sigo manteniendo la queja) y divagaba sobre lo poco que se respetaba a los y las profesionales (pensando en el ámbito social, pero realmente valdría para cualquiera…) debido al criterio, que da título a estas entradas, «Oferta económica más ventajosa» y suele aplicarse en la contratación pública.
Han pasado los años y mi situación ha cambiado, ahora la empresa es mía, y me toca presentar propuestas y presupuestos y ¿sabéis qué? sigo pensando lo mismo que cuando publiqué la otra entrada: «si pagas con cacahuetes, solo puedes aspirar a contratar monos»

Imagen de Sandeep Handa en Pixabay
En la página web de El Taller ASC, indicamos que la empresa nace con la VISIÓN de ser referentes en el ámbito de la Animación Sociocultural impulsando el desarrollo de proyectos y actividades que dignifiquen el sector tanto en lo que tiene que ver con el empleo, como en el desarrollo de la acción.
Supongo que por convicción, que la empresa «sea mía» es algo circunstancial (una herramienta más para hacer lo que llevo haciendo años). Es un proyecto de autoempleo, sigo siendo un currante que se busca la vida (luchando por le mes) con esa manía tan rara de comer y pagar facturas que, cuando puede, contrata a profesionales para sacar adelante las actividades y proyectos. Por eso me sigue rechinando ese criterio para seleccionar propuestas. Rechinando es muy fino, me jode realmente.
Y es que me jode porque asumir y aceptar ese criterio favorece a precarizar el empleo. Es imposible pagar bien (mínimo por convenio, que el de ASC y ocio educativo tampoco es para echar cohetes…) a las personas que contratas y llevarte algo por la gestión (aquí remarco que no concibo quedarme parte del sueldo de las personas empleadas. Quien lo curra lo tiene que cobrar y quien gestiona, debe llevarse una parte, pero no más que quien lo trabaja)
Como me jode, y no comulgo con ello, esto me ha llevado a no llevar muchos contratos públicos, ya que la bajada de precio es la opción más fácil para poder ganarlos. A algunos, de hecho, siendo el presupuesto máximo insuficiente para su desarrollo, ni he presentado propuesta.
Esto no lo cuento como pataleta, es una realidad, y un poco de queja. ¿Triste? Si, pero cada quien escoge como procede. Yo asumo que lo que El Taller pueda crecer no se va a hacer a costa de las personas que contrate o por ofrecer servicios a precios irrisorios. No quiero tener una empresa con con 1.000 personas personas con jornadas de «horas sueltas» para arañar unos euros para mi de cada una.
Como no me gusta la queja sin propuesta, o escribir una entrada solo para soltar la mala hostia, quiero terminarla con mi declaración de intenciones como propietario de una empresa de servicios:
- Pagar a los y las profesionales que contrate y a mi mismo de la mejor manera posible, por lo que presento ofertas que cubran el sueldo acorde al desempeño que se realice.
- Ya que hay que trabajar, que la gente esté(mos) cómoda y contenta.
- No rebajar el precio para llevarme un proyecto.
Cabe mencionar, que desde agosto 2020 que arrancamos con El Taller, esta es la política que seguimos, así que doy fe de que se puede trabajar así ;O)