La personalidad del animador/a

Aquí rescato unos apuntes, sobre como debe ser la personalidad de una animador/a.

El animador es persona y actúa con y sobre persona. La persona es así el sujeto y el destinatario de la animación. De aquí que cuanto acabamos de expresar sea punto de referencia obligado, aunque en diverso sentido, para el animador y para aquellas personas destinatarias de la acción, ya se realice esta de modo individualizado o en cuanto colectivo.
Es importante clarificar, el ser del animador y su manifestación como tal, por cuanto en nuestra sociedad existen animadores de drogas, terrorismo o robos que nada tienen que ver con la animación y el animador al que nosotros nos referimos. De aquí la identificación que realizamos entre animador y educador y entre animación y educación, ya se realice esta actividad en la calle, en un club y un grupo religioso.
El animador es educador porque en todo momento pretende, con su ser y hacer, que la persona sea más persona, es decir, que el ser humano sea más valioso en sí mismo y para la sociedad; ya se entienda esta acción como algo que se ejerce desde fuera a dentro, como la nutrición o bien se oriente a la estimulación de las potencialidades de las personas. En uno y otro caso, o en la conjugación de ambas personalidades el animador es educador. De aquí que el animador sea aquel que posee la capacidad de mejorar o de optimizar a otras personas, de dinamizar a los demás de tal manera que logre personas más humanas, mas humanizadoras, y, en definitiva, mas felices.
Las tareas a realizar por el animador demandan cualidades y aptitudes especificas según los casos.
La siguiente definición nos ofrece las bases necesarias para deducir las cualidades del animador:
La animación o educación es un proceso formativo de optimización individual social y, a veces, trascendentes, en el cual la persona, ante la consecución de un ideal, implica todo su ser: inteligencia o razón, afectividad o sentimiento, dinamismo o acción”.
La definición nos explica la tarea a realizar y las implicaciones en ella de las dimensiones personales.
Funciones a realizar por el animador
  • Realizar un proceso formativo y de optimización
El animador ha de ser consciente y poseer las actitudes y aptitudes necesarias para dicho proceso.
  • Hacer efectiva una labor individualizada:
El animador ha de tener en cuenta los intereses, valores, modos de pensar y posibilidad de actuar de sus destinatarios, para que, atendiendo a cada persona en su singularidad, su acción resulte eficaz.
El animador cuya función es sembrar inquietudes, crear dinamismo, orientar actividades…
  • Alentar un desarrollo social:
El animador, que ha de potenciar tanto al grupo como a sus componentes, individualmente considerados, ha de poseer una preparación filosófica, pedagógica, psicológica y sociológica que le capacite para la reflexión y la acción, de tal modo que siendo vida y animación del colectivo humano, sea también colaborador y formador de cada uno de sus componentes.
La animación no se puede realizar ajenas a las exigencias de la sociedad, sería una animación que no ayuda a la persona a participar e integrarse en el medio social que está destinado a vivir.
Ni el individualismo, ni el sociologismo, por su unilateralidad y parcialidad son, a nuestro entender, buenos consejeros del animador.
  • Favorecer una relación trascendente:
El animador favorece el diálogo, la comprensión y la tolerancia, ésta es una labor esencial. El animador puede o no poseer la fe, lo que nunca debe es imponerla, ni obstaculizarla. Si no la posee, no la podrá dar, pero si goza de ella y así lo exige el grupo deberá favorecerla.

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