En la Animación Sociocultural también se aprende

La ASC nos parece una práctica que propicia la interacción y la comunicación de sus miembros en orden a satisfacer diversos y relevantes intereses para ello. Desde esta perspectiva, la ASC es una estrategia educativa que será tanto más potente, cultural y socialmente, cuanto más lo sean los protagonistas que la construyan, la guíen, la sitúen en los contextos y en sus diversas variables, siendo recreada con el fin de satisfacer sus expectativas y necesidades.

aprendizaje

Imagen de Gábor Adonyi en Pixabay 

Coaprendices en el grupo

La primera nota que caracteriza, a nuestro juicio, la Educación Social y, más particularmente la ASC, es la de considerar que el aprendizaje es más consistente y más liberador cuanto más es llevado a cabo en grupos que intercambian significados, sentimientos, ideas... para afrontar proyectos comunes (Kemmis y Taggart, 1992; Sáez, 1990, 1992). En Centros de Acogida, Casas de Cultura, en Centros Abiertos o Cerrados, también Semiabiertos, en Centros Penitenciarios para Jóvenes o en Centros de Protección y Tutela de menores…, la ASC no es una cuestión de relación unívoca entre el animador que coordina y que todo lo sabe y los otros protagonistas receptores de tal conocimiento.

Los problemas de las personas que demandan la ASC, y los tipificamos como socioculturales, no son los de las materias o disciplinas; tienen que ver con su situación personal, social y cultural, y reclaman que los animadores tengan presente los contextos en los que se mueven los necesitados de ayuda educativa, las situaciones afectivas y mentales que manifiestan, los intereses que suelen expresar, las imágenes que de sí mismos poseen, el tipo de relación que mantienen con sus próximos o lejanos, los objetivos que persiguen y la conexión que éstos manifiestan con las experiencias vividas… (I.C.A.S.S., 1985).

Estas personas no deben ser tratadas como los depositarios del conocimiento transmitido por el animador. Son constructores activos de experiencias con las que descubren conocimiento a través de estrategias educativas colaborativas, y reconstruyen los procesos por las que pueden dar razón de ellas e, incluso, aumentar su comprensibilidad para extraer más posibilidades futuras: las personas, en la ASC, deberían ser consideradas coaprendices en procesos de interacción social con otras en donde abordan, conjuntamente, tareas socialmente significativas para promover el trabajo colaborativo y la crítica común (Escarbajal y Sáez, 1995).

FuenteProgramas de Animación Sociocultural. Sarrate Capdevila, M.ª Luisa; Editorial: UNED.

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