Por fin hemos podido tener «encuentros en la tercera fase» y ahí me he podido tomar una caña con colegas, y de la profesión también.
Así que entre los «¿qué tal el confinamiento?» «¿cómo estás?» y demás preguntas de tiempo sin verte, nos pusimos a hablar del verano* y el curro en el ámbito del tiempo libre.
*Vale que vamos rumbo al verano, y todo el mundo se preocupa ahora por «los campamentos» (cómo si fuera lo único que sea hace en la educación en el tiempo libre. Que si, que molan, pero hay más vida después de las colonias o campas y por supuesto más allá del verano)

Es verdad que los y las profesionales del ámbito nos preocupa cómo se podrá ejercer en esa «nueva normalidad» (concepto que por cierto mete miedo. ¿qué es normal?), de hecho yo mismo ya escribí sobre ello. Y bueno también de lo que nos va a hacer falta la animación sociocultural.
Pero os voy a contar un secreto, a quienes nos dedicamos a esto…
LA EDUCACIÓN EN EL TIEMPO LIBRE NOS PREOCUPA DE ANTES, AHORA Y SIEMPRE.
De las anécdotas que compartimos, y alguna reflexión posterior, he sacado el Top 10 de nuestras preocupaciones permanentes:
- No tener espacios apropiados para el desarrollo de la actividad
- Familias que lo ven como un aparcamiento para menores y se la pela el trasfondo educativo, o como un servicio en el que exigir pero no aportar
- No querer invertir en materiales adecuados para poder hacer nuestra labor
- LAS RATIOS (así en mayúsculas, esas que se suelen pasar por el forro)
- Programaciones incompletas o poco ajustadas a la realidad.
- Falta de información sobre participantes.
- Escasa o nula formación en materia de diversidad.
- Derivada de la anterior, falta de espacios inclusivos DE VERDAD, no guetos especializados
- Ser animador/a TASOC y no poder currar por no tener el título de monitor/a o director/a de tiempo libre.
- Legislación en materia de tiempo libre, infancia o juventud desfasada o que no recoge todo lo que se precisa del ámbito.
Hay algunas más, y ahora le sumamos el factor coronavirus…
Pero por favor, no hagamos lo que dice el título: Acordarse de Santa Bárbara cuando truena y del Tiempo Libre cuando hay pandemia.
Pingback: Alegrías de un animador (todavía en pandemia) – El caso Pablo