37 principios de la educación para el ocio (repasados)

En un interesante trabajo Hillel Ruskin presentó en 1987,  37 principios que deben regir la educación para el ocio. Es cierto que están muy enfocados al desarrollo de un programa de educación para el ocio en el ámbito escolar, pero bien merece la pena leerlos.

Como ya hace tiempo que los promulgó me apetece darles un repaso, y opinar sobre ellos. Allá vamos.

IMG-20190617-WA0003

Principios da la educación para el ocio

  • La escuela, es la institución más competente para preparar a los niños y a los jóvenes para al ocio.

No sé si la más competente, pero si de las más necesarias en las que se debe dar. Trabajando de manera conjunta abriendo el espacio que supone a la comunidad en que se integra.

  • La educación para el ocio no es un objetivo suplementario, sino una parte y una parcela del programa educativo.

Quienes nos dedicamos a ese sector lo tenemos claro, sabemos que educamos desde y para el ocio, pero me parece que todavía queda mucho por reivindicar su importancia.

  • El programa de educación del ocio en las escuelas públicas debería ayudar a la infancia y la juventud a obtener el sentido de la vida y el amplio uso del ocio a través del cultivo de su personalidad, inteligencia, moral, física y desarrollo social.

Del todo de acuerdo. Pero no solo en las escuelas, si no también en las actividades complementarias (cultura, deporte…)

  • Los objetivos de la educación del ocio se concretaran en escoger y evaluar las actividades, determinar los objetivos, sentir y comprender la importancia del ocio en la sociedad.

Si no hace así, es ocio de relleno, de consumo. Toda actividad de ocio educativo debería seguir ese esquema.

  • El programa de educación del ocio debe contener aspectos de desarrollo intelectual, estético, social y físico.

Integral, esa es la palabra, se debe tener en consideración a la persona en el centro, y desde ella contemplar su realidad.

  • La educación del ocio debería incluir actividades que desarrollen habilidades de reconocer la belleza y promover oportunidades para el desarrollo de destrezas creativas.

Todo lo que ayude al desarrollo, bienvenido sea. En cuanto a la destrezas creativas, no solo en lo artístico (resolución de problemas, capacidad de reacción…)

  • El programa de educación para el ocio debería proveer experiencias de ocio que contribuyan al desarrollo social a través de la comunicación entre compañeros y la creación de grupos de experiencia cooperativa. Estas experiencias se incluirían preferentemente en grupos recreativos para ayudar a formar asociaciones primarias.

Movimientos de tiempo libre, clubes, casales, grupos de infancia / juventud, Scouts y otras entidades lo hacen, y me parecen de las mejores opciones que desarrollen este punto.

  • Los programas de educación para el ocio deberían estimular la participación y el respeto a las culturas diferentes.

Es el ideal. Pero habría que analizar se la participación es real o solo figurativa, que no todo lo que reluce es participativo.

  • Estos programas deberían proveer actividades recreativas que ofrezcan oportunidades para adquirir las habilidades, actitudes y predisposiciones necesarias para disfrutar fuera de casa.

En el contexto actual, escribo esto en medio de la pandemia provocada por la COVID19, creo que el «fuera de casa» es complejo. Proveer de actividades en cualquier ámbito, en el que se pueda.

  • Se deberían promover todo tipo de actividades físicas recreativas. Estas actividades incluirían una amplia variedad de juegos y deportes que tengan valor de cara al uso futuro del ocio. Deben incluirse actividades sociales, coeducativas e individuales.

Del todo. Son salud.

  • La variedad de programas deben estar orientados a dar facilidades a todas las personas y no a unas pocas.

Qué educación haríamos si fuera solo para grupos reducidos o para la élite. Entender que educamos a las personas en general, y que llegar a ellas es un objetico primordial es de 1º de educación en / para el ocio. Toda persona tiene derecho a ello (por desgracia no es una realidad)

  • Los programas de educación del ocio deben asegurar el desarrollo de suficientes recursos que prevengan el aburrimiento o la insatisfacción y marquen un camino para la relajación y la autorrealización. Promover actividades que se puedan realizar cuando la persona quiera estar sola (lectura, escritura, trabajos manuales, aficiones).

Aquí tengo algo de discrepancia. No creo que haya que prevenir el aburrimiento o la insatisfacción. El abarramiento es educativo, nos hace «movernos» buscar algo que nos sacie o satisfaga. Puede ser un potenciador de cambio favoreciendo la creatividad. Si educamos para el ocio, gestionar nuestro «aburrimiento» o el ocio en individualidad, es también algo a trabajar.

  • La educación del ocio debe enseñar a la infancia y la juventud a respetar las ideas y valores de los otros.

Nada que añadir

  • Los programas de educación del ocio deberían inculcar la necesidad del equilibrio entre reposo y relajación como importantes aspectos del ocio. Las personas deberían conocer como descansar y relajarse, no solamente a través del sueño y la inactividad, sino a través de actividades que potencian el descanso mental.

Aprender a gestionar el ocio en general. A saber cuándo y qué necesitamos, además de conocer diferentes maneras de llevarlo a cabo.

  • Las actividades de los programas de ocio, deben ser lo suficientemente atractivos para prevenir la delincuencia juvenil.

No creo que deba ser un objetivo principal. El ocio debe ser preventivo, y si desarrollas un buen programa educativo, la prevención de la delincuencia llegará por si sola. Nunca he visto actividades de ocio educativo que promocionen la delincuencia… 

  • Educar convenientemente el ocio de las chicas.

Estos principios están escritos por un hombre en 1987. No veo necesario ni el «convenientemente» ni especificar a «las chicas». Educar en el ocio de las personas iría mejor.

En este punto cabe resaltar que he redactado los principios evitando lenguaje sexista (chicos, los estudiantes, los hombres) con que venían escritos.

  • Las personas con handicaps físicos o mentales, deben ser igualmente preparados para disfrutar del ocio.

Inclusión si o si. 

  • Un cuidadoso análisis de cada sujeto en el curriculum escolar conducirá a descubrir sus potenciales contribuciones a las actividades de ocio.

Si algún curriculum escolar además de contemplarlo lo hiciera me fascinaría. No puedo decir que nadie lo haga, pero lo veo lejano del panorama escolar actual.

  • Los programas de educación del ocio, incluirán experiencias que ofrezcan oportunidades para que la autoexpresión durante el ocio se convierta en una afición para toda la vida.

Creo que la autoexpresión va de la mano de la Participación de las personas. Si preguntas quizás te propongan…

  • La escuela debería servir como una agencia guía para intereses no vocacionales. Servicios cuyo objetivo sería asistir a la preparación de la infancia y la juventud para el amplio uso del ocio y desarrollado preferentemente por profesorado con una adecuada preparación para la recreación.

Quizás además de profesorado preparado para la recreación (o educación en el ocio) se puede tener una visión más amplia permitiendo que otros perfiles profesionales complementen esto en la escuela.

  • Los programas de educación del ocio deberían incluir actividades que promuevan la libre elección y la participación voluntaria en tantas actividades como fuera posible, teniendo en cuenta las preferencias de los alumnos.

Educar en la Participación, en el espíritu crítico, en el derecho a elegir. Es un proceso, lleva tiempo, pero debería hacerse. Aunque aquí me pregunto si quienes desarrollamos actividades de educación en / para el ocio entendemos como éxito que pasen de nuestra actividad y se vayan a otra… ¿priorizamos cumplir cuotas de participantes o educativas?

  • Se deben proveer adecuadas oportunidades para cada persona de manera individual para que utilice sus talentos.

Fomento de la autonomía, obvio que si.

  • Este programa debe reconocer y considerar las características humanas en las diferentes etapas de la vida, de forma que se realizará un esfuerzo comunitario para interrelacionar los ocios adquiridos en las escuelas con los ocios adquiridos durante la vida laboral y de retiro.

Algo muy interesante de debatir. Incidimos mucho en la educación para el ocio en la infancia y la juventud, ya que son etapas de construcción y formación de la identidad. Pero tiempo libre y ocio que gestionar lo vamos (esperamos) a tener a lo largo de toda la vida. ¿Vale solo con educar en esas primeras etapas o deberíamos pensar en algo para personas adultas y mayores?

  • No se debe promover el ocio en una sola actividad, sino que se pondrá el énfasis en habilidades multifacéticas.

Para mi no son tan importantes las actividades como el proceso; el qué como el cómo. Educamos para el ocio a través de actividades, no hacemos actividades sin más. O no debiéramos. 

  • El programa de educación del ocio, tendrá en consideración las condiciones climáticas y de esta manera proveerá actividades de interior y de exterior que se puedan realizar en todas las estaciones del año.

No sé desde donde lees esto, pero yo como animador que trabaja principalmente en Asturias, dónde la lluvia abunda, siempre se piensa en el «plan B por si llueve…» trabajar esta adaptabilidad es bueno.

  • Estos programas deben eliminar las hazañas físicas o mentales que entrañen competitividad y excitación excesiva.

Me parece muy drástico, y con cierto regusto a moralina. No le veo problema a competir o excitarse. Lo educativo es gestionarlo de manera positiva.

  • Se estimulará el espíritu de juego, en los programas de educación formal y no formal y las personas deben tener un rol para determinar sus necesidades, intereses y planificar el programa.

Sería el ideal… ¿se hace? en teoría, verbal y escrita, si. En la práctica es otro cantar.

  • El profesorado debe ser orientado para ver su responsabilidad de preparar a la infancia para su vocación profesional y no profesional.

Esto me parece más algo que depende de la persona que de las funciones del profesorado. Para bien o para mal depende de la persona su implicación, su visión de la educación como algo global…

  • En orden a preparar actividades curriculares, el monitorado de estas actividades deberían ser reconocido como profesionales y miembros regulares del profesorado del centro y deben tener un nivel de preparación similar al del mismo.

Pocos centros ven al persona de actividades de ocio como parte del equipo. En el nivel de preparación con que lo tenga en el proyecto que desarrolla me parece suficiente.

Esto daría para un artículo a parte de cómo se tratan a las actividades de ocio… me lo anoto para futuro.

  • La escuela debe proveer medios para la educación del ocio.

Debe, pero no creo que se haga.

  • El programa de educación del ocio, debería dibujarse con todos los recursos materiales y humanos de dentro y fuera de la escuela, incluyendo las agencias públicas y privadas, escuelas y parques.
  • La coordinación entre los programas de la escuela y la comunidad debe ser un esfuerzo a realizar en la educación de la infancia y la juventud.
  • Debe existir también una coordinación entre las escuelas y los movimientos juveniles.

Para estas tres, nada mejor que remitiros a esta noticia, y la página de facebook del Colegio Miguel de Cervantes, de mi barrio, La Calzada en Gijón. Un centro rompedor y que desde mi punto de vista tienen una concepción amplia de la educación, además de voluntad de trabajar por ella.

  • El desarrollo de habilidades y conocimientos para la educación del ocio deben formar parte integral de la escuela.

Como la educación para la salud, el medioambiente, la afectivosexual, emocional… educación integral para la persona.

  • El programa de educación para el ocio debería estar sujeto a una continua evaluación.

Todo aquello que pretende mejorarse debe estar continuamente bajo evaluación. ¿Si no te cuestionas, cómo aprendes?

Habla...