Cuando la conciliación entra por la puerta…

… la educación en el tiempo libre sale por la ventana.

Vaya por delante. Esto es un artículo de opinión (la mía personal) y aclarar que no estoy en contra de la conciliación, para nada. Aunque creo que es un término algo complejo.

 

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Imagen de PixelAnarchy en Pixabay 

 

Comenzaré con una definición del término:

«La conciliación personal, familiar y laboral se puede definir como “la participación equilibrada entre mujeres y hombres en la vida familiar y en el mercado de trabajo, conseguida a través de la reestructuración y reorganización de los sistemas, laboral, educativo y de recursos sociales, con el fin de introducir la igualdad de oportunidades en el empleo, variar los roles y estereotipos tradicionales, y cubrir las necesidades de atención y cuidado a personas dependientes”. 

Palabras para la igualdad. Plan Óptima. 

En resumen, la conciliación se trata del equilibrio entre la vida familiar, personal y laboral que permite el desarrollo de cualquier persona en esos ámbitos.

 

Mis sentimientos encontrados vienen ahora:

Primero. ¿En qué momento hemos asumido que la conciliación únicamente son espacios, maneras o proyectos dónde poder dejar a la infancia para que su familia pueda trabajar más?

Quizás podríamos desarrollar otro tipo de medidas, cómo flexibilidad horaria, reducciones de jornada, teletrabajo… Ya sé que existen, pero la idea principal de conciliar parece que es «dónde dejo al niño/a para ir a currar…»

También podríamos hablar de cómo los cuidados a la infancia, siguen recayendo muchísimo más en las mujeres que en los hombres.

 

Segundo. ¿Por qué la conciliación parece que solo se asume si hay descendencia?

¿Y si tienes familiares a cargo por otra circunstancia? O simplemente realmente quieres tener un equilibrio sano entre la vida laboral y la familiar. 

 

Tercero. Y del que nace el título de la entrada. La relación entre conciliación y la educación en el tiempo libre.

En períodos no lectivos escolares, cuando la infancia y la adolescencia no tienen clase, surgen como setas campamentos, colonias y otros proyectos que «se venden» para conciliar.

Y de ahí surge mi preocupación: ¿Dónde ponemos el acento? ¿En conciliar (para que puedas trabajar más o mejor) o en desarrollar un buen proyecto de educación en el tiempo libre?

Si lo que nos preocupa es la conciliación, y viendo cómo se percibe tal y como digo en mi sentimiento encontrado nº 1, con tener un espacio dónde «aparcar» al niño o niña ya estaría ¿no? Que más daría si hay un proyecto educativo detrás, o cómo se desarrolle.

Por otro lado, si nos centramos en la educación en el tiempo libre, siendo esta la base, el medio y el objetivo, indiscutiblemente la conciliación llegaría igualmente.

Ya os había hablado de esto, en otras entradas dónde hablaba de los campamentos, e incluso os planteaba criterios para seleccionar uno. Con la entrada de hoy, quiero invitaros a reflexionar sobre lo que nos preocupa o interesa cuándo nos planteamos un proyecto, cuál es el objetivo ¿conciliar o educar?

Yo creo que se pueden dar ambas, pero siempre poniendo la educación (en el tiempo libre) por delante.

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